Un safari más allá de Yangana

e acercaba el final del mes y tenía que prepararme para presentar el balance que significaría, si había hecho bien o mal mi gestión, esto quería decir que si no tuve el celo suficiente por inexperiencia, tenía que reponer de mi sueldo el faltante y lo contrario, si había sobra o ganancia: Muy bien Doctor gracias... fue el recordado epilogo de mi gestión como chef militar.


Era Semana Santa y Dios sabe, cómo extrañé entonces la “fanesca” que hacía mi mamita Bertha, era una golosina y en estos días posiblemente preparó como siempre y estaban degustando mis hermanos y mis tiernas sobrinas Paty y Normita... qué antojo y cómo ansié entonces estar en Quito para participar del banquete, pero ni modo.


Abril.... Un nuevo mes que iba llenando el calendario que en cuenta regresiva lo llevaba in mente pensando, un mes más que paso aquí y un mes menos como para que, una vez cumplido el año de oriente, de rigor para todos los miembros de las FF.AA., pueda solicitar mi pase a otra Unidad. Así pasaban los días y en plena Semana Santa tenía que presentárseme un divieso que me causó profundo dolor físico y molestias secundarias sobreañadidas y que me obligaron a automedicarme para poder recuperar mi plenitud de forma, tan indispensable en esas latitudes tan hostiles.


En el domingo de Pascua y con novenario, así resultó, se comenzó festejando a Viche Martínez, el lunes, a Celso Larreáteguí, el martes a Homero Rodríguez el miércoles, pausa de recuperación.


Lo bueno de esta larga tenida fue que entre copa y copa planteé la posibilidad de comenzar a planificar el modus operandi, para lograr la licencia anual previa a mi solicitud de pase. Todos me apoyaron y me dieron luces cómo hacerlo y así proceder en el momento oportuno. Me sentí animado y había que celebrarlo y claro que lo celebré.


El 10 de Abril, entregué mis planillas de rancho, antes estuvieron bien elaboradas para un primerizo en esas lides. Menos mal...


En el Día del Maestro, Isabel, que andaba resentida y mal agradecida por mis cuidados médicos, reaccionó positivamente, se disculpó por su conducta e hicimos las paces.


Al otro día, 14, se nos entrega en dotación, unos bonitos jockeys que nos, apresuramos a lucirlos con mucho garbo y donaire lo que no impidió que no dejáramos de preocuparnos por un movimiento telúrico con grado de terremoto que afectó a la ciudad de Esmeraldas y que hizo que cada uno de nosotros nos comunicáramos urgente con nuestros familiares en Quito. Menos mal que sólo hubo susto.