Un safari más allá de Yangana

ientras tanto, mi esposa Rosita, me envía una comunicación en la que me informa que se ha enrolado en la Coop. “Unión Nacional”, una entidad de urbanización y vivienda que iba a proveer de casa propia a sus asociados. Como es de suponerse, de inmediato apoyé esa idea y le dí a mi hijita todo el  respaldo necesario, felicitándola por tan hermoso proyecto.


Un viejo sueño acariciado por todos los habitantes de esa apartada región, era la de contar con una pequeña pista de aterrizaje para avionetas, que permitiera en parte que ese jirón de la patria, pueda comunicarse más pronto y expeditivamente con el resto del país. Y con ese propósito, nuestro comandante con el apoyo del personal militar y parte, con minga de civiles, se buscó y se encontró un lugar adecuado más atrás y al lado del Colorado, una colina que limitaba por el norte el vallecito en donde se asentaba Zumba.


Con mucho entusiasmo todos arrimamos el hombro con ese objetivo, supliendo con el esfuerzo de hombro, brazos y manos, la ausencia de maquinaria de construcción y de movimiento de tierras. Largo tiempo se empleó, recuerdo, en ese venturoso afán, sin pensar o presentir que la política tan nefasta iba a echar sus zarpas en ese hasta entonces un lugar virgen para las maquinaciones y ambiciones personales que al final echarían por tierra los propósitos de mejoramiento colectivo y de la región.


En esta parte es menester anotar, que el cura de la iglesia de Zumba, el padre Feijoo con su hermano Lionel, junto a otros elementos civiles de la población fueron habitúes constantes en las reuniones sociales que se organizaban en el cuartel, eran los primeros invitados con los ediles del cantón y las autoridades civiles y otros amigos como Miguel Ángel Aguirre el “Viejito Amarrador”, Viche Martínez, Celso Larreáteguí, el Sr. Vallejo, el Sr. Naula, la familia Regalado en su totalidad, esto es todos sus miembros que eran bienvenidos y que en su momento cuando surgió la crisis, algunas de estas personas tuvieron que quitarse caretas y mostrarse tal y como eran, pero no adelantemos conceptos, ya que siendo “uña y mugre” como se dice, al final, pues tuvieron que ponerse en evidencia.