Un safari más allá de Yangana

a jornada del 18 de diciembre es también muy memorable, ya que saliendo de Santa Ana a las 7 de la mañana, caminando presto, superamos Crucero, Valladolid, la Cuesta de Cruz Grande, el Carrizal, Quebrada Honda, Achupallas, Yamural, La Entrada, Cachaco y, por fin Yangana, adonde arribamos a las 12 y cuarto de la noche.


En mi diario anoto: “Todo el día bajo pertinaz aguacero, hemos avanzado desde Santa Ana a Yangana. Falló la mula y paso a paso con el correo militar, desmayando a ratos hemos avanzado desafiando todo, luchando y sacrificándonos porque vamos en pos de nuestro amor...” 


Casi cinco días demoré en viajar en agosto desde Yangana a Zumba, y he aquí, que en dos días estuve en este viejo y antiguo pueblo que está al borde de los beneficios de la civilización.


El 19 de Diciembre a las 6 de la tarde arribaba a Loja, en donde el oficial de guardia al presentarme me recibe con un baldazo de agua fría: no habían comunicado a la superioridad de mi viaje pero se me autorizó para que el día siguiente continuara hacia Cuenca en donde supuestamente iba a encontrar a mi Rosita.


El 20 de Diciembre estoy en Cuenca adonde he llegado para encontrarme con mi esposa, pero no había viajado, y yo que la convoqué aquí en esta ciudad para que la conozca.


Qué dolor y qué desengaño. ¿Qué pasaría?...


Sólo las personas que hayan colmado de sueños y de ilusiones todo su quehacer en pos de lograr la satisfacción de algún anhelo no satisfecho todavía, que hayan estado sumidos en el último lugar del planeta en cuasi confino obligado, podrán comprender, el dolor, la desilusión de no encontrar al ser más querido y deseado del mundo...


Tragando mi dolor y mi decepción, el resentimiento que viví en esos supremos instantes, ante la imposibilidad de cambiar los hechos, tuve que allanarme a las circunstancias y procurar que el próximo día en la primera Unidad de transporte que viajara hacia el norte, esto es Quito, la capital, lo abordara para retornar hacia los míos y averiguar qué fue lo que ocurrió. Si bien, siendo los días próximos a la navidad, me llenara de espíritu navideño y viajara con ánimo de perdonar o excusar y, entender y comprender por qué no se satisfizo ese sueño, que tantas noches en la tierra charapana llenaran mis largas horas de espera y de insomnios no recuperados...