Un safari más allá de Yangana

 medida que comenzó a pasar el tiempo, Marcelo, vecino de cuarto en la enfermería, en pocos días estuvo dando pedal a la máquina fresadora, como yo la identificaba, para atender caries y extracciones, así como también en la confección de moldes y artificios para reemplazar las piezas removibles de las bocas de los clientes que comenzaron a llegar en buen número.

Así como llegaron rostros nuevos a incorporarse a la población charapana, así también en el curso de pocos días, mi Teniente Pavón, iba a movilizar la demografía cuantitativa de Zumba, con motivo de su próximo retiro de las FF.AA., con tal motivo hubo una solemne ceremonia de despedida por parte de sus compañeros con no poca sobriedad en lo referente a espirituales bebidas y suculentos platos preparados por el Sgto. Mantilla nuestro cocinero de planta.

Coincidencialmente, el Suche Bravo iba a salir de Comisión y como claramente existía una falta de oficiales, lo que me temía, sucedió: el hecho de desempeñarme también, como  oficial de línea, esto es, tener que aprender de apuro los reglamentos y las voces de mando para ser obedecido por los subalternos de tropa, aprender las obligaciones del oficial de guardia, a manejar el libro de novedades y otras cosas que ahora ya no las recuerdo muy bien, pero que en su momento las aprendí y salí bien parado del compromiso. Recuerdo por ejemplo la consigna que había que recitar con el pelotón  de Guardia:

De quien son el Amazonas y la Región Oriental”- preguntaba el  oficial? y la respuesta inmediata del  personal del pelotón -en grito y respuesta estentórea que la sentíamos todos con plena convicción en esas épocas y en  esas lejanas y remotas regiones-:

Del Ecuador es por derecho, del Ecuador es por herencia, del Ecuador será por la razón o por la fuerza de las armas”

En esta parte permítaseme hacer una reflexión, antes de continuar adelante con este relato, que más que para consumo general, servirá para que mis descendientes inmediatos y remotos en algún día lean con atención y unción lo que he vivido y otros simplemente les servirá de entretenimiento, pensando para sus adentros “pero qué cosa, ir a meterse en semejante pendejada”.