Un safari más allá de Yangana


n pocos días más, Aureliano Bravo, Marcelo Larco, este servidor y dos “coshquitos”, emprendimos una excursión a la confluencia del pequeño río Zumbayacu con el río Mayo mucho más grande y caudaloso: el motivo, ir a pescar truchas utilizando nada menos que dinamita.

Confieso que no me gustó para nada esta práctica que a más de parecerme salvaje y peligrosa, no era nada práctica, porque sin necesidad se sacrificaba la pesca, recobrando pocas piezas mientras se perdían la mayor parte de los peces muertos, que no había forma de retenerlos.

Estando cerca de la comunidad de El Chorro, ahí si que me cupo la posibilidad de prestar mis servicios profesionales, asistiendo a un enfermo que estaba en peligro de muerte a causa del "famoso Tabardillo" y que gracias a mi oportuna intervención, pudo salvar su vida. Tratamiento que lo hice -sin hacer caso del calor insoportable que nos envolvía, ni de la miríada de mosquitos de toda clase, que querían deleitarse con nuestra dulce sangre.